domingo, 5 de diciembre de 2010

Llorando en silencio

No puedo más. ya no lo soporto.Te echo de menos, mi corazón sangra por ti.Una tarde más, me pongo mi falda y mis tacones, quiero salir a las calles, fundirme con los demás.Quiero correr alocadamente bajo la lluvia, quiero pisar las hojas secas en otoño.Quiero tumbarme en la hierba, quiero sentirme parte de ti, quiero que [] seas mío.Pero no lo comprendes.Mis ojos intentan decirte lo que mis labios no se atreven a pronunciar.Quiero que el suave aleteo de mis pestañas te haga reflexionar le porqué no diste el paso.Pero eres ciego, un maldito ciego que no quiere ver.Ignoras lo que intento decirte, y cuando estoy a tu lado algo grita dentro de mi, algo que exige ser liberado.Pero me contengo, y me alejo, me alejo mucho y me transporto hasta alguna otra parte donde no sienta nada, donde ninguna herida tenga que cicatrizar.Y no quiero sentirme así, una frágil mariposa en medio de una fuerte tormenta, no quiero depender de ti.Una vez te probé, solo fue un poco.Y aunque [no] eres mi droga, no quiero depender de ti.Y ahora vuelvo a casa, con mi falda y mis tacones mojados y hojas enganchadas en el pelo.Otra vez más, tu no estabas ahí, no estabas corriendo a mi lado, no estabas pisando hojas.Y ahora lloro, lágrimas silenciosas recorren mi rostro, dejando un rastro negro de rímel, que refleja lo que siente mi alma.Lágrimas saladas, lágrimas que expresan lo que mi corazón no puede decirte, lágrimas que abren ventanas a mi interior, que destierran el dolor como lo haría mi cuerpo con el veneno.Me siento débil, triste y celosa.Celosa de no ser tu droga, de no haberlo sido nunca.De que haya otras cosas que te tienten más que yo, que te he dado parte de mi corazón y te he abierto puertas hacia mi alma.Pero te alejas, e inexorablemente desaparecerás.Como tantos otros.Y el día que te des cuenta, maldita la suerte, será demasiado tarde.Porque no habrás caminado por ese camino junto a mi, porque el día que cogiste el tren no te bajaste en mi parada.Y ese camino no volverá, nunca podrás hacer que vuelva.Y ese tren ya no será el mismo, porque aunque lo cojas mil veces, yo ya habré bajado en mi parada, y tu no podrás volver atrás, porque, simplemente, va hacia delante.Porque, simplemente, las oportunidades que unos rechazan, no se pierden, sino que son aprovechadas por otros.Y yo me quedaré aquí, sola, en el andén Nº 5, mirando tu rostro a través de los cristales por última vez, mientras el tren se pone en marcha y te alejas velozmente, a la vez que me siento y espero que alguien tenga el valor de detener el tren y quedarse aquí conmigo.

Esperaré aquí sola...














                                     
                                       hasta que tengas el valor de volver junto a mí.