sábado, 2 de octubre de 2010

[Parte 2º]Mundo muerto...

Holaaa!
Bueeno, esto esta un poco abandonado, pero no he tenido mucho tiempo que digamos.Al releerme uno de mis libros preferidos (The host) me han vuelto ganas de retomar esta historia.A ver que os parece ;)

Flash...
Allí está el, con un pequeño petate enfrente de su base.Una pequeña casucha con lo imprescindible cerca de un asentamiento llamado Cobalt y de la principal ciudad, Iron City.
-¿Acaso no vive nadie aquí?¿Ya te has cansado de mí, Ashley?-gritó a la nada
Un crujido de madera, la puerta se abre bruscamente.Una Ashley irreconocible esta allí.El pelo más largo, y ondulado como es.Castaño.Más alta, más mujer.Los ojos castaños y brillantes llenos de lágrimas.
-¿Leo?¿Eres tu?¡Oh Dios!-exclama
Él tampoco parece el mismo.Musculoso y fuerte, alto como ha sido siempre.El pelo castaño y liso, tal vez más largo.Le roza los hombros.Aunque hay algo que no ha cambiado, y son esos maravillosos ojos azules eléctricos.Corre hacia el.Lo abraza fuertemente, las manos alrededor del cuello y con las piernas se agarra a la cintura.Él la sostiene.
-Te he echado de menos-le susurra al oído Leo
-Yo también-suspira Ash
Y entonces se miran.Ella se pierde en ese azul, y el se ve atrapado en el castaño.
-Perdona por haberte dejado sola tanto tiempo.Y perdona por no haber hecho esto cuando debía hacerlo-y la besa en los labios, delicadamente-
El tiempo parece detenerse.Los dos son presa del mismo amor.Una vez en casa, se aman.Y allí, bajo las rudas sábanas de la cama, se cuentan todo lo que han vivido este largo año.Un día decidieron asentarse, y con esfuerzo y sudor, construyeron una casita en el asentamiento llamado Cobalt.A pesar de su nombre, parecía más un desguace, todo lleno de chatarra.Pero era su "base de operaciones", más bien su hogar.Sus vecinos eran encantadores.No tenían niguna queja.

Flash...
-¡Para Leo, basta ya!-riendose, Ash intentaba escapar de el ataque de cosquillas de Leo-¡Ah, para por Dios!¡Que no puedo más!-dice Ash sofocada
Él, que la tiene inmovilizada en el suelo, para y la mira con aire divertido...Le encanta su risa cantarina.Le parece que solo con ella podría pintar el mundo de colores otra vez.Hace apenas dos años que se conocen, y ya se han convertido en amigos inseparables.Después de su vuelta de los trabajos de campo de la compañía del Espolón (tales como proteger asentamientos de posibles invasiones de mutis o de los rapiñadores sin escrúpulos) el ha vuelto a casa.Le parecía que aquel año nunca iba a terminar.Por fin tienen un hogar y lo más importante, se tienen el uno al otro.Y han prometido no volver a separarse nunca más...
Flash... 
Pero aquel fatídico día...2 años depués...Parecía que todo estaba bien, en calma.La humanidad seguía luchando cada día para poder sobrevivir, para poder ver un nuevo amanecer.Y Ash y Leo en su casita, en Cobalt, había construido una vida.Ayudaban a proteger el asentamiento de peligros, Leo había montado un puestecito donde vendía todo tipo de objetos que rapiñaba y Ash salía frecuentemente en incursiones a otros asentamientos para averiguar algo de sus padres desaparecidos.Un día, Ash salió por la mañana temprano.Caminó hasta llegar a Iron City, y allí indagó lo que pudo, pero no sacó mucho.Lo único que había logrado en esos 2 años era saber que sus padres estaban vivos, pero se desconocía el paradero.Como eso le parecía muy poco, decidió quedarse un día más, dos tal vez.Alquiló una habitación y al día siguiente estuvo preguntando a la gente, incluso fue a mirar registros.Al fin, una llama de esperanza se encendió en su corazón.Una anciana, que llevaba toda su vida allí, le dijo que hacía ya mucho tiempo, una pareja huida de un refugio había pasado varios días en la ciudad.Y pasados unos días, abandonaron Iron City hacía un pueblecito llamado Shadowbridge.Loca de felicidad, abandonó ella también Iron City y se dirigió a Cobalt para contárselo lo más pronto posible a Leo.Pero allí le aguardaba una escena horrorosa.El pueblo estaba demasiado tranquilo.Y aquello fue lo que la inquietó.Al llegar, ni un alma la saludó y los guardias voluntarios estaban fuera de sus puestos.Con el corazón en un puño, se dirigió rápidamente a su casa.Y allí le encontró, tendido en el suelo y con un agujero sangrante en el pecho.
-¡Leo,Leo!-corriendo se agachó a su lado-¡Leo, por el amor de Dios!¡Responde!¿Leo, me oyes?-lo abrazaba fuertemente
-Hmm...coof coof...-abriendo los ojos lentamente y tosiendo-¿Ash, eres tu?
-Si Leo, soy yo...Ash...Leo, ¿que ha pasado?¿Dónde está todo el mundo?Y te han disparado...Oh Dios mio, tengo que curarte...donde diablos dejaría esos estimulantes...
-Ash...es inútil, déjalo-coof coof-Los de el Espolón vinieron...-coof coof-justo después de que tu partida y me dijeron que debía volver a trabajar para ellos.Yo me negué...-coof coof-ya no les debía nada.Amenazaron con matarte sino lo hacía...-coof coof-Como no estabas aquí, les dije que te habías ido...Al entender que no podía obligarme de ninguna manera, me pegaron un tiro...-coof coof-A los demás les hicieron prisioneros, y a los que se resistieron...-cerró los ojos, dolido y moribundo.
Estaba...no sé como estaba...aterrada y enfadada, pero lo que más, preocupada porque no tenía ni idea de medicina y debía curar a Leo.Tenía que curarle.Pero...¿cómo?Si encontrara esos malditos estimulantes, podría mantenerlo con vida suficiente para que el me indicara lo que debía hacer...
-Leo, ¿dónde están los estimulantes?Si te los aplico, tal vez...
-Es inútil, se los llevaron.Se llevaron todo, para asegurarse de que moría, o por simple crueldad...-coof coof-Vete Ash, antes de que te encuentren, puede que sigan aquí...
-¡No!¡No puedo dejarte morir, eso nunca Leo!-mi mirada era brillante y empezaban a aparecer lágrimas en mis ojos-Yo...Te quiero Leo-Y lo acuné entre mis brazos, para escurrirme hasta quedar entre los suyos...-lo beso en los labios, tiernamente-
-Tranquilo Leo, todo va a estar bien...Te quiero Leo, y siempre te querré..
-Ash...Yo también te quiero...Desde que nos conocimos, siempre lo supe...Te amo...-me estrecha entre sus brazos y me mira intensamente...
Una música de campanitas resuena en mi cabeza.Horas más tarde, allí estoy.De rodillas frente a su cuerpo, caliente y agonizante, sabiendo que llegará el final.Pero no puedo hacer nada.Y de repente, una fuerte patada rompe la puerta.Son ellos, y he caído en su trampa.