miércoles, 8 de julio de 2009

"Niko, el unicornio"



Allí, a lo lejos, en aquellas grandes llanuras verdes, donde los caballos vivían en salvaje libertad, galopando, levantando una nube de polvo a su paso.Sentían su libertad en las venas.De pronto, una yegua palomino se desplomó sobre un verde manto de hierba.Los demás pararon su galope desenfrenado y se volvieron a mirarla.Ella relinchó débilmente.Había llegado el momento.Su barriga abultada indicaba que estaba próxima al parto.Durante toda la tarde, mientras los rayos del sol los acariciaban, los demás caballos pastaban tranquilamente.Todos, menos ella.Hacía esfuerzos sobre la hierba, relinchando desgarradoramente.Ninguno de los caballos la miraba, ni siquiera la hacían caso.Aquel potro no era de ninguno de ellos, pero no iban a abandonar a la yegua a su suerte.

Todos pensaban que el potro que nacería sería rechazado por Nymth, el semental líder, y por lo tanto, abandonado.Que equivocados estaban.Ya bajo la luz de las estrellas, un relincho trinfante surco la llanura.El nuevo potro acababa de nacer.Con una luz propia, empezó a respirar entrecotadamente.Sus patas temblaban, y apenas le sostenían.Un níveo pelaje inmaculado, sin niguna mancha que lo oscureciese.Las crines, eran doradas, cual espiga de trigo y sedosas, aunque pegajosas, ahora que acababa de nacer.Y en la frente...aquella estrella, que despedía un haz de luz cegadora.Todos se acercaron, curiosos.Un unicornio acababa de nacer, iluminándolos y llenando de paz y armonía sus almas.Era Niko, el unicornio.

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