Ella subió al coche.Se abrochó el cinturón, como todos los días mientras se colocaba los cascos y conectaba la música.Pronto variadas melodías inundaron sus oídos, y con la cabeza apoyada en la ventana, veía el mundo pasar al son de su música.Su mente comenzó a volar, cerró los ojos y sus pensamientos despertaron...Pronto llegaría la hora.No debía tener miedo.Todo lo que le era conocido, los olores, las risas...todo ser perdería dentro de poco, para volver a ser recuperado.Pero, ¿qué hacer con esa sensación que le embargaba el cuerpo cuando pensaba en ello? Su mente estaba serena, no se dejaba atrapar por el miedo o por la desesperación, pero su corazón le decía otra cosa.Sensaciones enfrentadas, como si batallasen por el liderato de su alma.Por un lado, ella quería mirar hacia adelante, sin temor a lo que pasaría, pero por el otro lo único que deseaba era detener el tiempo y evitar que aquello pasase.¿Qué hacer entonces? Le puso fin.Abrió los ojos bruscamente.Había llegado a su destino.Se desabrochó el cinturón y bajo del coche, todavía confusa, pero andando con paso firme hacia su incierto futuro.
